miércoles, 26 de noviembre de 2014

Nuevos mundos, nuevos hábitos.

Durante muchos siglos el libro fue la única herramienta de ocio con la que podía contar la sociedad aunque bien es cierto que existían otras formas de ocio como las representaciones teatrales. En esta entrada vamos a fijar nuestro interés en las formas de ocio que podían ser disfrutadas desde el calor hogareño pero sobre todo nos centraremos en la empresa del libro.

Como ya hemos apuntado, la literatura o los textos técnicos aparecen desde tiempo inmemoriables pero no será hasta 1472 cuando aparecerá el primer libro impreso en España gracias a la imprenta de Juan Párix, en Segovia. Por otro lado, todo aquello que entendemos como forma o vehículos de ocio no harán su aparición en nuestro país hasta muchos años después. Así, el surgimiento de la prensa en España se produce en 1661 con la Gaceta de Madrid; el de la radio se sitúa en el año 1923 como se publica en el Real Decreto del 27 de febrero del mismo año; la televisión aparecerá por primera vez en 1956 pero no se expandirá hasta principios de los años setenta; y los videojuegos surgirán en nuestro país a partir de los años sesenta. De todos estos datos cronológicos podemos entender por qué el libro ha sido, desde siempre, la forma de entretenimiento y de cultura por excelencia.

Así, como ya comentamos en una entrada anterior, el libro ha ido ajustando su formato a las necesidades sociales de su tiempo. Como no podía ser de otra manera, el mundo tecnológico al que se enfrenta en el presente ha validado nuevas formas de presentar las obras literarias o técnicas y esto ha sido un cambio importante que las empresas y editoriales han tenido que asumir y al que, poco a poco, deberán ajustarse. Lo que es palpable es que el mundo del libro se ve inmerso en una evolución a la que debe reaccionar rápidamente sin perder de vista quién es la pieza clave del sector: el lector.

En la actualidad son muchos los cambios que se dan, y se darán, en el sector del libro y a todos estos cambios se debe responder de la forma más eficaz y rápida posible. Uno de ellos es la posibilidad de la autoedición, es decir, el hecho de que cualquier persona pueda editar su libro y ponerlo en venta gracias a páginas webs que lo hacen posible, como Amazón, y publicitarlo por las redes sociales con la ayuda del boca a boca. Otro de los cambios es la aparición de los libros electrónicos y el sinfín de webs y aplicaciones creadas para su venta y, en muchos casos, también para su lectura.


Las innovaciones del mundo tecnológico respecto al sector libro tienen como consecuencia una serie de ventajas y un cambio en los hábitos de los lectores, como pasaremos a enumerar seguidamente:

- Posibilidad de almacenar y ordenar todos los libros en un dispositivo de almacenamiento (biblioteca personal): de esta manera el lector puede encontrar cualquier libro de forma más dinámica y eficaz gracias a las opciones de búsqueda de los dispositivos de almacenamiento. También, dependiendo del dispositivo, puede crear una biblioteca con una serie de subapartados o categorías.
- Posibilidad de llevar con uno mismo todos los libros necesarios sin que se note la carga de estos: en la actualidad ya no supone una carga física el llevar dos libros en nuestra mochila o llevar treinta pues el único peso que sentirá el lector será el de su dispositivo.
Posibilidad de subrayar la información que nos interesa y pasar dichas ideas a un documento con un solo click: este hábito supone un gran ahorro de tiempo, sobre todo para quienes están en alguna de las fases de estudios (ESO, Bachillerato, grado universitario, postgrado...).
- Comprar libros sin tener que moverte del lugar en el que estás y a precios más bajos: la gran ventaja de esto es, además del ahorro de tiempo, el ahorro económico pues el hecho de que el libro electrónico no sea un objeto físico independiente tiene como consecuencia el abaratamiento del producto.
- Los libros no se deterioran ni se pierden.
- Posibilidad de acomodar el formato y la visión del libro a tu gusto.


Debido a todas estas ventajas se ha extendido un hábito de lectura generalizado ya que la sociedad en respuesta a una necesidad de cualquier tipo de información recurre, por lo general, a la ayuda de Internet (prensa, webs, libros electrónicos, redes sociales,…), donde prima lo escrito con apoyo de lo audiovisual. 

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